domingo, 15 de noviembre de 2009

SOBRE EL ESPIRITISMO

He recibido varios mensajes preguntándome sobre el espiritismo: qué opino, si creo que es peligroso, cómo practicarlo, si me gusta...
En primer lugar, confesaré que, como casi todo el mundo, lo he practicado alguna vez, pero hace muchos años y creedme que ni pienso ni deseo volver a hacerlo. Viví unas experiencias espeluznantes que me han perseguido durante años. Lo último que recuerdo es una cara enorme reflejándose en la pared de repente y mirándome fijamente con cara de muy pocos amigos.
¿Que si creo que es peligroso? Rotundamente: SI.
Tocar sin experiencia ni conocimientos el mundo espiritual es muy peligroso. No sabemos a quién podemos estar atrayendo a nosotros, ni qué intenciones trae, ni, sobre todo, qué fuerza tiene.
El espiritismo, la Ouija, el péndulo, las cartas... no son ningún juego, hay que estar preparados, entrenados, formados o como queráis llamarlo.
Si queréis jugar, tenéis el parchís, la oca, la consola, los juegos on line y muchas más alternativas, pero para ponerse frente a un espíritu, una energía, un fantasma o lo que toque, hay que tener una fuerza mental y una voluntad especiales para que no nos afecte, no hay que tenerles miedo en ningún momento y, sobre todo, ir en serio, porque no les gusta que se intente jugar con ellos.
Ya han tenido su vida en este mundo, han pasado a otra etapa, otro plano, y deben seguir su camino. Hacedme caso, no les molestéis con tonterías.
Hay muchas leyendas urbanas sobre sesiones espiritistas que han salido realmente mal, la gran mayoría no pasan de cuentos de miedo, pero hay otras que son ciertas. Realmente puede pasar que un espíritu se sienta molesto por lo que sea y literalmente "se pegue como una lapa" a alguno de los asistentes a esa sesión durante años, y entonces puede ser realmente difícil, cuando no imposible, quitárselo de encima. ¿Realmente queréis pasar años con alguien que os acompaña hasta en la ducha, que se os aparece de noche, que os toca de repente?
Creedlo: el espiritismo, en cualquiera de sus formas, es muy peligroso como para tomárselo a la ligera.